Personas muy puntuales de mi vida saben esto, pero quiero contarlo para fines de edificación sobre cada lección que he venido hablándoles.
Me creerías si te digo que estando a 7 días de iniciar el taller Amantes de la Intimidad con Dios, no había una sola mujer inscrita? Pues si, así fue… al final terminaron asistiendo alrededor de 21 mujeres por la gracia y el favor de Dios… Y muy probablemente, tú dirás, wow gloria a Dios porque o si no esto hubiese sido un motivo de vergüenza, hubiésemos quedado viendo un chispero 😅 pero es aquí, en este pensamiento, donde quiero hacer un stop y pido a Dios que siga renovando nuestra mente con lo que el pone en mi corazón profundizar.
En donde están centradas nuestras motivaciones al hacer algo que Dios nos ha asignado? En Dios o en la respuesta de la gente? Se que decimos siempre, que estamos haciendo las cosas para Dios pero cuando llegan momentos como estos en donde se pone a prueba nuestra verdadera reacción, nos damos cuenta que medimos el éxito de una asignación que Dios nos da por la cantidad de personas que asisten o no. Y siendo realistas, debemos aceptar que nos da temor quedar en vergüenza, a nadie le gusta esto… Pero, acaso hemos olvidado, que nuestro primer invitado es la persona de Jesús? Que desde que El esté con nosotros, nos basta y nos sobra?
Para mi fue bastante confrontador encontrarme con este escenario de no ver a ninguna mujer inscrita y escuchar que el Espíritu Santo gritaba en mi interior “y acaso mi presencia no te basta?”.
Por esto aprender la lección #6 me llevo a entender que Dios es impredecible, obra de maneras misteriosas ante nuestro razonamiento, y si El se lo ha propuesto, El puede orquestar un evento/obra del tamaño que sea para irrumpir el ámbito espiritual y que El sea nuestra única audiencia. Dios puede producir un solo evento del tamaño que sea para atraer a una sola persona o cientos de personas a su paternidad, y debemos estar bien con eso, incluso si eso implica que nuestro yo ante la perspectiva del hombre quede en “vergüenza”… realmente hemos muerto para que Cristo crezca en nosotros? Porque quien ha muerto ya nada le duele, ni siquiera la vergüenza le toca…
BLOGGER: Laura Nieto
Me creerías si te digo que estando a 7 días de iniciar el taller Amantes de la Intimidad con Dios, no había una sola mujer inscrita? Pues si, así fue… al final terminaron asistiendo alrededor de 21 mujeres por la gracia y el favor de Dios… Y muy probablemente, tú dirás, wow gloria a Dios porque o si no esto hubiese sido un motivo de vergüenza, hubiésemos quedado viendo un chispero 😅 pero es aquí, en este pensamiento, donde quiero hacer un stop y pido a Dios que siga renovando nuestra mente con lo que el pone en mi corazón profundizar.
En donde están centradas nuestras motivaciones al hacer algo que Dios nos ha asignado? En Dios o en la respuesta de la gente? Se que decimos siempre, que estamos haciendo las cosas para Dios pero cuando llegan momentos como estos en donde se pone a prueba nuestra verdadera reacción, nos damos cuenta que medimos el éxito de una asignación que Dios nos da por la cantidad de personas que asisten o no. Y siendo realistas, debemos aceptar que nos da temor quedar en vergüenza, a nadie le gusta esto… Pero, acaso hemos olvidado, que nuestro primer invitado es la persona de Jesús? Que desde que El esté con nosotros, nos basta y nos sobra?
Para mi fue bastante confrontador encontrarme con este escenario de no ver a ninguna mujer inscrita y escuchar que el Espíritu Santo gritaba en mi interior “y acaso mi presencia no te basta?”.
Por esto aprender la lección #6 me llevo a entender que Dios es impredecible, obra de maneras misteriosas ante nuestro razonamiento, y si El se lo ha propuesto, El puede orquestar un evento/obra del tamaño que sea para irrumpir el ámbito espiritual y que El sea nuestra única audiencia. Dios puede producir un solo evento del tamaño que sea para atraer a una sola persona o cientos de personas a su paternidad, y debemos estar bien con eso, incluso si eso implica que nuestro yo ante la perspectiva del hombre quede en “vergüenza”… realmente hemos muerto para que Cristo crezca en nosotros? Porque quien ha muerto ya nada le duele, ni siquiera la vergüenza le toca…
BLOGGER: Laura Nieto

Comentarios
Publicar un comentario